7.12.09

Llegué hace dos horas

-...y hoy...- llegué hace dos horas y después de sacar a la perra a pasear me encuentro a Mateo y cuatro amigos en la cocina. Tienen abiertos y ya casi acabados, los cuatro paquetes de galletas danesas que me trajo mi jefa de su último viaje, amén de todos los envases- vacíos por supuesto- de yogures, bifidus y demás que había cargado ayer en la compra. Se ríen para mí y creo que a alguno le oigo contestar a mi saludo, tienen todos  la boca llena por lo que no se entendiende lo que han dicho. Algo así como."ooaa!"
   Mateo me viene a pedir permiso para ir a hacer los deberes a casa de Jorge(el del pendiente en la oreja y con cinco asignaturas- también pendientes- del curso anterior).
   Le llevo a hablar a mi habitación y le explico que ni él está para enseñarle nada a Jorge y mucho menos para que Jorge le enseñe nada a él, que no me maree que los deberes se hacen en casa.Que no, que no: no, no y no. (Aplico aquí la teoría del no de Jesús y que tan buen resultado y tan guapos niños le da). Y que ya es hora de que cada uno se vaya a su casa, que los estarán echand de menos y que en cinco minutos quiero que la casa quede tan vacía como la nevera.
  Lo consigo y me preparo un baño y a punto de entrar en el agua, de detrás de la puerta con una voz distorsionada por el roce de su boca con la madera me pregunta:
  -En el instituto van a comenzar clases de solfeo y de intrumentos"
  -Muy bien"-le digo.
  -Mamá?"
  -¿Quéé?
  -Podré apuntarme a algún instrumento?
  -¿Puedo apuntarme a algo?
   -Lo hablaremos en la cena, de acuerdo?

   Entro en la bañera imaginándome a mi hijo tocando el piano, y en esa recreación siento que ya no me preocupan los pendientes, ni la novieta choni que pueda llegar. A la cena hablaremos...

No hay comentarios:

Datos personales