7.12.09

Hoy amaneció lloviendo

-...y hoy...- Hoy amaneció lloviendo, un día frío y desapacible.Hemos desayunado Mateo y yo lo de siempre: un café y unas tostadas. Aún no me he acostumbrado al nuevo aspecto de sus cejas. Es más hoy durante el desayuno me pareció que tenía los ojos entrecomillados. Estuve en un tris de ofrecerme a pintarle con uno de mis lápices el trozo que se ha quitado, pero me contuve.
   Se ha vestido como si estuviésemos en el mes de Agosto, pero sin sandalias. Cuando nos despedimos en el portal-él para el instituto, yo para la clínica- ya tenía los labios morados. A esto hay que sumarle el pelo que, completamente húmedo y recubierto por una capa de gel fijador, le daba aspecto de bañista. Lo estaba esperando Lucas, su amigo desde pequeño. Me saludó y se miraron-sonrieron cómplicemente. Lo de mirarse es una suposición mía, por que a Lucas hace unos siete meses que no le veo los ojos, una bisera de pelo de quince centímetros le cubre hasta bien entrado e tabique de la nariz,de  lo que deduzco que si me saluda es porque reconoce mi voz.
   Ya en el coche pienso en la "novia" de mi hijo que va a disfrutar toda la jornada del look tan elaborado que presenta hoy.
   A media mañana leo un mensaje suyo en el móvil. Sin preámbulo alguno me pregunta si estaría dispuesta a firmar la autorización que exigen a los menores para ponerse un piercing. Tengo que pensar en tener con el una conversación seria sobre este tema. Será a la tarde.
   

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